Marrakech es la ciudad más turística de Marruecos y sin duda, por ello, tiene sus cosas buenas y sus cosas un poco más regulares. En este post, como siempre, queremos contarte nuestra visión más personal de la «Ciudad Roja». Lo que nos hubiese gustado leer antes de visitarla, aquí tienes nuestro Marrakech Sin filtro.
La limpieza de la ciudad
Habíamos visto y leído diferentes cosas sobre la limpieza en Marrakech, pero la verdad, es que tenemos que decir que nos sorprendió mucho, y para bien. No estamos nada de acuerdo con que es una ciudad sucia. Teniendo en cuenta el calor que hace, que no hay papeleras y que al final del día dejan la basura en la calle para que la recojan no nos parece que llame la atención para mal.
De hecho, cuando vimos por la noche todo lleno de basura suelta (casi no utilizan bolsas), no nos imaginábamos que por la mañana todo eso iba a estar recogido. Como en todos sitios hay zonas un poco más limpias que otras, pero si esto te preocupa, que deje de hacerlo.
Los precios de las entradas
Cuando empezamos a investigar los precios de las entradas alucinamos con lo altos que son. Teniendo en cuenta los precios medios del país en aspectos como alojamiento, comida o transporte nos parece una auténtica burrada lo que cobran en Marrakech. Para que te hagas una idea, la entrada media está en 70 dh por persona (unos 7 €) en visitas de 20 minutos o menos y uno de los lugares más turísticos de la ciudad, el Jardín Majorelle, cuesta 150 dh.
Cuando nos fuimos de Marrakech y visitamos ciudades como Rabat o Fez nos dimos cuenta de que no era solo cosa nuestra y que es carísimo. Lugares parecidos como por ejemplo las Madrasas cuestan tres veces menos. Aquí si que se nota el aprovechamiento del turista.
Las distancias a los sitios que hay que ver
Cuando marcas los sitios en el mapa puede parecer que hay lugares alejados. Habíamos leído que para algunas zonas era mejor coger taxi, pero en nuestro caso, paseando llegamos a todos lados y no nos pareció que hubiese nada muy lejos o que tuvieses que pasar por zonas complicadas.
La zona que puede parecer un poco más alejada es la de las Tumbas Saadíes o el Palacio Bahía, pero se llega sin problema por fuera de la Medina en unos 15 minutos. Te recomendamos que te muevas caminando y descubras zonas distintas y calles con puestos a los que no llegarás de otra manera.
Los timos de los vendedores
Para nosotros, una de las peores cosas de la ciudad, sabíamos que los vendedores de los puestos iban a ser pesados, pero no es solo eso, es un punto más. Te agobian de tal manera que no apetece ni parar a mirar, de hecho, en Marrakech prácticamente no disfrutamos en este sentido de los zocos.
Te van a decir muchas cosas que son mentira para que los sigas a sus tiendas y te acabes viendo obligado a comprar. Por ejemplo, los 3 días que estuvimos allí nos dijeron que bajaban los bereberes de las montañas para vender las cosas que hacen con lana y que solo es un día al mes. Pero eso, nos lo dijeron todos los días. No caigas, que ya lo hicimos nosotros el primer día y compramos unas pashminas que no queríamos. Que el dinero que nos gastamos sirva para que tú no te lo gastes. 😂
La variedad para comer
Dejando a parte que en Marruecos se come muy bien, porque es así. Lo que más nos gustó de Marrakech es la variedad de precios que puedes encontrar en los diferentes restaurantes. Puedes encontrar sándwich en puestos callejeros desde 12 dh (1,20 €), restaurantes un poco más baratos en los que comer por 4 o 5 € por persona y también opciones más lujosas en las que probar platos gourmet marroquís desde 20 € por persona. Sin duda, opciones de todo tipo y para todos los gustos, un punto a favor de la ciudad.
La locura de las motos en la medina
Después de haber estado en Vietnam pensamos que estábamos curtidos en lo que se refiere a convivir con motos, pero no, para nada. La locura de las motos por las calles de la medina al principio llega a abrumar un poco. No te esquivan, tienes que ir pegado a la parte derecha de las calles y llevar un par de ojos en la nuca para que no te pasen por encima.
Pero no solo tienes que lidiar con las motos. También con los burros, los carros, los puestos y la marea de gente. Vamos, que al principio parece un deporte de riesgo. Eso sí, al cabo de un rato te acostumbras y empiezas a repetir en tu cabeza el mantra de «donde fueres, haz lo que vieres».
Una ciudad que mejora por la noche
Por la noche Marrakech se transforma, y de una manera muy guay. Durante el día, todo está mucho más apagado, entre el calor y que la gente sale más por la noche el ambiente es muy diferente. Pero cuando cae el sol, la plaza Jemaa El-Fna se llena de vida y es mucho más agradable pasear por la zona de los zocos. Además, tenemos que decir que la mezquita Koutubia iluminada es una auténtica maravilla, no te quedes sin verla y disfruta de la ciudad cuando el calor ya no aprieta tanto.





