El Fuciño do Porco se ha vuelto muy famoso en los últimos años, la originalidad de la ruta hace que muchas personas quieran ir a verla. Pero vamos a empezar por el principio, ¿por qué se llama así? Fuciño do Porco significa «hocico de cerdo» en castellano, y su nombre se debe a la forma que tiene, que dicen que se parece a este animal (aunque nosotros no conseguimos encontrar el parecido).
Pero, ¿qué tiene de especial? Si decides visitar este bonito sitio tienes que saber que no es apto para personas con mucho vértigo. El paseo se hace por unas pequeñas y estrechas pasarelas que están en la parte de arriba de una colina. Este camino antiguamente era una vía de servicio que se utilizaba (y aún se utiliza) para el mantenimiento de señales marítimas. En el año 2017 se reformó entero y se adaptó con barandillas de madera para que los turistas que la visitasen lo hiciesen con mayor seguridad.
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Consejos útiles para disfrutar al máximo
Lo primero que queremos aconsejarte es que aparques tu coche en la playa de Abrela, está a 1 kilómetro del inicio de la ruta, pero te aseguramos que merece la pena. En la entrada del camino, hay aparcamiento, pero no es mucho y se suele llenar rápido. El que suele quedar (si llegas pronto) es en fincas privadas, en las que cobran por aparcar. La playa de Abrela está cerca y es muy bonita, tiene bancos y mesas en los que puedes parar a comer y además, 1 kilómetro se hace rápido, aunque eso sí, es cuesta arriba.

- Madruga, es lo mejor. Las pasarelas son estrechas y llega una hora en la que son un poco impracticables. Si llegas pronto podrás hacer el paseo tranquilamente y además, podrás parar a sacar fotos.
- No cargues con el trípode, nosotros al final lo llevamos para nada. Es una punta muy abierta y hace mucho viento, y como es un paseo que la gente va recorriendo es imposible pararse en el medio ya que entorpecerías a todo el mundo.
La ruta por este espectáculo natural
El paseo de Fuciño do Porco tiene una longitud de 4 kilómetros entre la ida y la vuelta y la puede hacer todo el mundo, no tiene ninguna dificultad, más allá del miedo que puedas tenerle tu o tus acompañantes a la altura.
La ruta se divide en dos partes. En la primera se recorre 1,2 kilómetros por un bonito bosque de eucaliptos, el camino es bastante ancho y entra sin problemas la gente que va y la que vuelve. Tiene alguna cuesta hacia arriba, pero nada que sea imposible. En mitad del camino hay un desvío a la derecha para llegar hasta la playa de Alegrín, nosotros no fuimos en verano, así que este desvío no lo utilizamos.


En la segunda parte ya vas a recorrer las pasarelas, son más o menos 800 metros de paseo por el lado occidental de la ría de Viveiro. Tiene barandillas en todo el recorrido exceptuando la parte final, en la que se puede ver el faro de Punta Socastro. Hay algunas escaleras para salvar los diferentes desniveles, pero los escalones son muy cómodos y no presentan ningún problema.
Desde arriba las vistas son increíbles, seguramente de las mejores que hemos visto, abarcan desde Xove hasta Estaba de Bares. Entre estos dos puntos vas a poder disfrutar de diferentes visiones: la playa de Pereira, los islotes de los Gatos, isla Gaveira, monte Faro o la playa de Esteiro entre muchas otras cosas.




La verdad es que a nosotros nos gustó mucho la experiencia y la recomendamos totalmente. Nos encantó el paseo por el bosque y nos enamoraron las vistas de después. Un sitio muy interesante para incluir en una ruta por el norte de Galicia.